Yaiza entrega todos los estudios ambientales y ofrece su experiencia jurídica contra las jaulas para la defensa del sector pesquero insular
Aunque la costa de Yaiza no es directamente afectada por la ordenación detallada publicada el 1 de marzo por el Gobierno de Canarias sobre la Zona de Interés Acuícola ZIA LZ2, que permite la instalación de jaulas marinas en el litoral de Arrecife, San Bartolomé y el vecino municipio de Tías, el Ayuntamiento presidido por Óscar Noda ya ha puesto a disposición de las cofradías de pescadores de la Isla y de las instituciones de Lanzarote todos los estudios ambientales encargados en su momento por Yaiza así como su experiencia jurídica en la lucha que mantiene contra las jaulas autorizadas en Playa Quemada y las que se pretendían instalar en Playa Blanca. “El apoyo de palabra no es suficiente, somos solidarios con los municipios afectados y hemos entregado a las cofradías los informes técnicos pormenorizados encargados por Yaiza para que el sector pesquero insular y las instituciones refuercen sus alegaciones”, subrayó el alcalde sureño al salir del encuentro de este miércoles con representantes de las cofradías en Playa Blanca.
En la reunión participaron una representación de los marineros formada por el patrón de la Cofradía de Playa Blanca, Cristo Caraballo, el vicepatrón de la Tiñosa, Hopólito Cuadrado, y el equipo jurídico que en nombre de las cuatro cofradías de Lanzarote presentará este mismo jueves recurso de reposición contra dicha ordenación como paso previo a un posible contencioso ante la Justicia.
El alcalde de Yaiza estuvo acompañado por el primer teniente, Ángel Domínguez, el concejal de Sector Primario, Emilio Machín, y la concejala de Medio Ambiente, Águeda Cedrés. Las cofradías, que agradecieron el respaldo de Yaiza, argumentan “que el poco trabajo que puede dar la acuicultura no compensa para nada la destrucción de cientos de puestos de trabajo en la pesca y el daño que causan las jaulas al medio ambiente y al sector turístico. Las jaulas se cargan el fondo marino y las especies del entorno”.
Para dar respuesta a las quejas de los vecinos de Playa Quemada y a las propias inquietudes de la Administración, Yaiza encargó en 2016 una investigación a la empresa Elittoral, actualizada luego en 2017, sobre la calidad del medio marino-costero del entorno de Playa Quemada y posibles afecciones a la playa. De los estudios se desprende que la materia orgánica en el sedimento tiene una tendencia a aumentar triplicándose en cinco años, advirtiendo de la aparición e incremento de poliquetos, un organismo que se relaciona con la contaminación orgánica. “Esto demuestra que hay más que claros indicios de contaminación”, señaló “Óscar Noda”.
El Ayuntamiento pidió al Gobierno de Canarias la inspección exhaustiva de las instalaciones con el fin de definir la capacidad máxima que estaban ocupando, sus límites y la actividad efectivamente realizada. Asimismo, teniendo en cuenta que la actividad actual (cultivo de lubina y dorada) difiere de la aprobada inicialmente (engorde y engrase de túnidos), Yaiza expuso al Ejecutivo regional la necesidad de llevar a cabo un nuevo procedimiento ambiental sobre la actividad acuícola.
Esta solicitud se fundamentaba en el empobrecimiento de la calidad ambiental detectado en los fondos marinos ubicados al norte de la concesión, próximos a Playa Quemada. Como consecuencia de este y otros extremos, el Ayuntamiento pidió además la revisión de la idoneidad del Programa de Vigilancia de las jaulas de Playa Quemada y exigió copia de los informes relativos a las condiciones hidrodinámicas de la zona de ubicación de la instalación acuícola en el municipio, resultado de la “Asistencia Técnica para el análisis de los tramos de costa comprendidos entre playa San Juan a punta El Becerro (Tenerife), y punta del Garajao a la Puntilla (Lanzarote), para evaluar su idoneidad como zonas de interés para la acuicultura”, publicada en 2010 por la Vicenconsejería de Pesca de la Comunidad Autónoma.
“Fueron y siguen siendo muchos los esfuerzos de Yaiza, aunque sinceramente echamos en falta el espaldarazo contundente de las administraciones de la Isla, empezando por el Cabildo insular. En todo caso, lo importante es que toda esta experiencia aportada sirva para ayudar a defender los intereses de Lanzarote, y es que desde Yaiza tenemos muy claro que todos, absolutamente todos, tenemos que tirar del carro en la misma dirección”, sostuvo Óscar Noda, que en su momento fue edil responsable de la Concejalía de Medio Ambiente de Yaiza.
Antecedentes
En 2014, Yaiza presentó alegaciones a la Aprobación Provisional del Plan Regional de Ordenación de la Acuicultura (PROAC), con las que remitió un informe técnico relativo a los impactos ambientales negativos de la acuicultura, mientras que en 2015 solicitó a la Viceconsejería de Pesca la inclusión de indicadores para el seguimiento de los efectos adversos derivados de la aplicación del futuro PROAC.
Yaiza, y en concreto el pueblo costero de Playa Quemada, ha padecido las consecuencias de la acuicultura y el efecto que produce en sus costas. Lo que inicialmente, en 2001, iban a ser 10 jaulas flotantes para el cultivo de atún, se acabaron convirtiendo en 25 jaulas de 25 metros de diámetro cada una para el cultivo de lubina y dorada. Su instalación y cultivo en el año 2012 provocó que, casi que como efecto inmediato, en 2013, los vecinos de Playa Quemada notaran el impacto en sus aguas, que pasaron poco a poco a tomar un tono turbio, observando también la llegada a la costa de restos de aceites y piensos.
Desde hace años parece que el número de jaulas supera la capacidad máxima permitida que es de 31, sin la certeza de la actuación del plan de vigilancia. El Ayuntamiento no solo presentó alegaciones, sino que convocó reuniones y buscó el apoyo de colectivos ya que a la preocupación de Playa Quemada se unió Playa Blanca. “Mucho ruido mediático pero poco apoyo efectivo”, rememoró el alcalde.
En 2013 se inició el trámite de concesión para 8 jaulas marinas frente a la costa de Playa Blanca para el cultivo de lubina y dorada. De la mano y asesorados por la Cofradía de Pescadores de Playa Blanca se iniciaron reuniones para paralizar la concesión, cuyo otorgamiento de momento no se ha consumado.
Los expertos en esta materia, los pescadores, consideran a la lubina un depredador de otras especies, perjudicial para el fondo marino y para el ecosistema generando un efecto nocivo para la cría de especies autóctonas, además del impacto económico que supone para un sector necesitado de apoyos como es el pesquero.
“Desde entonces, los habitantes de Lanzarote hemos comprobado los efectos que la acuicultura provoca en nuestras costas, y quien haya visitado con regularidad Playa Quemada, lo habrá constatado sin necesidad de grandes estudios, así que aquí está Yaiza para echar una mano”, concluyó el alcalde.