Yaiza rinde homenaje a Margarita Melián Cabrera
La Séptima Muestra de Ganado de Uga reconoció el trabajo de más de 70 años de Margarita Melián Cabrera, maestra quesera del pueblo de Femés, curtida en el queso artesanal desde temprana edad. La alcaldesa de Yaiza, Gladys Acuña, acompañada por concejales de la Institución sureña, exaltó la figura de Margarita durante este emotivo homenaje, que contó con la presencia del presidente del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés y del consejero de Agricultura y Ganadería, Francisco Fabelo. La homenajeada recibió una pinta y quesera hecha en madera por el artesano Marcial Viñoly Garcés, así como el diploma que le acredita como participante en esta edición.
Paulina Margarita Melián Cabrera nace en Las Casitas de Femés el 22 de junio de 1935. Es la cuarta, de los once hijos de Miguel Melián y Cipriana Cabrera. Su niñez, transcurre inmersa en las dificultades propias de la época, de ahí que con tan solo 8 años comenzara a desempeñar algunas de las tareas imprescindibles, por entonces para la supervivencia, como el pastoreo de cabras en Los Ajaches, las labores de labranza o la elaboración artesanal de quesos, oficios que desarrolla durante toda su vida dando continuidad a la tradición familiar. En Margarita Melián todo es sabiduría. Junto a ella, uno siente la sensación de que las agujas del reloj se detienen para brindarnos con su ejemplo los valores y singularidades que hacen grande a nuestra tierra. Anécdotas, costumbres e infinitos recuerdos que acopian para las generaciones venideras la memoria viva de nuestro pasadoy de nuestras tradiciones.
El 19 de agosto de 1956 Margarita contrae matrimonio en la Iglesia de San Marcial, con Cipriano Sepúlveda y como fruto de dicho matrimonio nacen 4 hijos. Ella se hace cargo de sacar adelante las tareas de la casa, la familia, junto a las labores del campo y el cuidado del ganado, prácticamente el único sustento que por entonces ayudaba a matar el hambre. “Ya nadie recuerda, pero en esta isla pasamos años muy duros. Todo se comía y todo estaba bueno, no como ahora que la gente tiene de todo y con nada está conforme”, comenta entre sonrisas Margarita. Con estas palabras inmortaliza lo larga y ardua que se hacía la jornada en el campo, trabajando de sol a sol y muchos días, sin apenas algo que echarse a la boca para aliviar la fatiga. “Sueros con gofio y batatas, algún higo porreto o un pizco de queso pa´echarle al agua pasote, no había mucho más”. Así, engañaba al estómago después de un día entero en Los Ajaches, pastoreando y rejuntando leña, o en Las Hoyitas, tirando del arado o la tanganilla y mimando la cosecha de papas, cebollas, millo, chícharos o lentejas.
“Si hay una estampa que no debe borrarse de la retina de nuestra historia, es precisamente la del esfuerzo y el sacrificio de nuestra gente y su empeño diario para que nuestras costumbres no se pierdan”, señaló la alcaldesa durante el homenaje. Elaborados de forma artesanal, los quesos de Margarita heredan los aromas del pasado, el sabor de antaño. “Comencé a hacer quesos con mi madre, cuando era una niña y a día de hoy mantengo esa tradición”. Margarita no entiende de fermentos lácteos, de aromas artificiales, ni de coagulantes. Ella misma prepara el cuajo natural, extrayéndolo del estómago del baifo. Además, sigue colando la leche de cabra en una talega, también de elaboración casera, y en el proceso mantiene los mismas pasos de antaño. Margarita no usa moldes, usa empleitas. “No hay día que no se me haga la media noche haciendo el queso, todo pasa por las mismas manos”, nos confiesa.
Margarita hace a diario entre 15 y 20 quesos, dependiendo del tamaño, que se venden tanto curados como frescos. “Muchos vienen de intento a comprar o llegan recomendados por otros que vinieron antes”. El boca a boca, que le llaman ahora, en este caso, nunca mejor dicho. Y es que el queso de Margarita es un regalo que de paladar en paladar se va promocionando. Un regalo con mucha historia, reflejo de la tradición de todo un pueblo, como las veredas de Los Ajaches, el Filo y el Pico de la Aceituna, por las que su marido trasladaba la leche a diario con ayuda de las burras.
Durante más de dos décadas, Margarita trabaja además en la Fábrica Garavilla, industria conservera de sardina y atún. Tras una intensa jornada en Arrecife, llegaba a Femés y como cada día, ahí estaban las lecheras esperándole. “El ganado es muy sacrificado. No hay descansos ni festivos. Se trabaja todo el año”, nos comenta.
Ha pasado mucho tiempoy sin embargo,la constancia y dedicación de Margarita, a sus 78 años,sigue siendo la misma. Entrega, sacrificio y momentos difíciles, que llegan y “esbaratan” la vida, como ella dice, pero que son al mismo tiempo un atisbo de fe y esperanza para seguir adelante. “Por ellos, me levando cada día para que todo esto no se pierda”. Margarita es mujer de carácter y de un enorme corazón, luchadora y sensible, enérgica y afable. Mujer de bien donde las haya y un referente para todos, principalmente para jóvenes y chinijos en los que ella deposita su confianzay la firme voluntad de seguir mirando al futuro sin olvidarnos de lo que ya somos.
Es por ello,que “Margarita cuenta con toda nuestra admiración y cariño, que expresamos con este homenaje a toda una vida, que la hace reconocedora de la gratitud de los vecinos y vecinas de este municipio”, concluyó Gladys Acuña en sus palabras de reconocimiento a la figura de la homenajeada.
Margarita