Brega literaria en Yaiza con triunfo de la poesía

Jaime Quesada y Manuel Concepción se “enfrentan” hablando en verso. El mano a mano poético en las fiestas de Remedios representa el talento de los dos escritores sureños.

Se retaron los amigos, y aunque la sangre no llegó al río, sí que hubo rifirrafe, Jaime y Manolo pactaron guardar sus armas, César decretó el empate, y al final ganó el verso, el público y la palabra. Los escritores Jaime Quesada y Manuel Concepción protagonizaron este jueves en la Casa de la Cultura Benito Pérez Armas de Yaiza un recital poético con mucha chicha, debate dialéctico expresado en verso que solo pueden mantener grandes talentos como los dos autores invitados a participar en esta velada cultural organizada dentro del programa festivo de honra a la Virgen de Los Remedios.

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La segunda edición de ‘Hablando en verso’ comenzó con el mano a mano de los bregadores tirándose los trastos a la cabeza, aunque pronto dejaron de presumir de su capacidad creativa para conciliar también en verso. Los escritores sureños confrontaron tú a tú, con el poeta y concejal de Cultura de Yaiza, César Rijo, como mediador, a quien dieron la alternativa para que leyera dos de sus creaciones.

“Don Jaime y yo, en son de paz, a las fiestas de Remedios, a liberar nuestros tedios, venimos un año más”, apuntó Manuel. Y Jaime disparó: “no soy el burro que al seto acude a mordisquear, si me quiere apoquinar don Manuel con tanta labia, mil padrenuestros, con rabia, hoy lo voy a hacer rezar”.

Llegó el momento de sosiego para restablecer la paz y el público que se divertía escuchó una nueva ironía: “yo apoyo la iniciativa, sin miradas, sin excesos, sin tener que darle besos, ni que de mí los reciba”.

Manuel Concepción.

Los poetas entonces, cotidianos y de bajura, leyeron obras suyas dedicadas al amor, a la luna, al paisaje, a la tradición, a personajes del municipio y al trabajo de antaño pero sin obviar temas actuales tan sensibles como la inmigración.

Jaime Quesada.

Parecía la despedida idílica, pero volvieron a picarse. “Don Jaime, pobre señor, la vanidad lo consume; no sé bien de qué presume si yo soy el vencedor”. Tampoco se calló el interlocutor: “…de lograr el objetivo de ser hoy ese gran hombre que a usted, don Manuel, le asombre porque pese a su estatura jamás llegará a mi altura, que aunque esté ya consumido soy, seré, y sé que he sido referente en la cultura”.

El público salió encantado sabiendo que entre Jaime y Manolo todavía quedan muchos retos por afrontar y “donde siempre ha de ganar el verso y la poesía”.

 

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