Fe y tradición en la celebración del Corpus Christi

La procesión siguió la senda de las alfombras de sal elaboradas por colectivos y vecinos de Yaiza.

Los creyentes celebraron el pasado domingo en Yaiza la solemnidad del santísimo cuerpo y sangre de Cristo con una Eucaristía en la Iglesia de Nuestra Señora de Los Remedios, para luego participar de la procesión siguiendo la senda de las coloridas alfombras de sal elaboradas por colectivos y vecinos del municipio en la plaza del pueblo. Los ciudadanos atendieron la invitación del Ayuntamiento de Yaiza y se reunieron el sábado en una jornada integradora para diseñar las alfombras, tintar la materia prima traída de Janubio y confeccionar los ingeniosos tapetes.

Con la fiesta del Corpus Christi la Iglesia proclama la fe en la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, más allá de la celebración de la misa. Para los católicos, es el día de la Eucaristía en sí misma, ocasión elegida para creer y adorar, pero también para conocer mejor la riqueza de este misterio a partir de las oraciones y textos bíblicos asignados en los ciclos de lectura. “Si Jesucristo en la cruz nos salvó, al instituir la Eucaristía la víspera de su muerte, quiso en ella dejarnos un vivo recuerdo de la pasión”, proclama la Iglesia.

Este año el municipio volvió a elaborar alfombras de sal gracias al trabajo de colectivos como Teatro entre amigos de Yaiza, Rancho de Pascua, Agrupación Folclórica Rubicón y niños, jóvenes, adultos y mayores de Yaiza que estuvieron gran parte del sábado en las tareas de fabricación junto a personal del Ayuntamiento. La Institución agradece la implicación de todos, sin duda, contribuyeron a una celebración mucho más vistosa.

Para los más pequeños fue una gran novedad ver todo el proceso de elaboración, desde que la sal tomaba distintos colores hasta su vertido en los dibujos y las tareas de retoque cuidado los detalles. Los niños no se quedaron como meros espectadores, para nada, se pusieron los guantes, escucharon atentamente la orientación de los adultos y ayudaron a construir las alfombras. Los mayores trabajaron a la par de los jóvenes y, a pesar del sol, no declinaron hasta terminar su obra. La Plaza de Los Remedios fue más visitada de lo habitual con registros fotográficos incesantes.