Pedro Guerra canta a Femés y el pueblo de Mararía canta con él
La Plaza del Rubicón de Femés vivió una noche espectacular de música y poesía arrullada por las letras e interpretación de Pedro Guerra, que en dos horas de concierto ofreció lo mejor de su trayectoria artística ante un público totalmente entregado que no solo respondió al cantautor con vítores y a plausos de pie, sino que siguió con él temas tan sonados como Mararía, Arde Estocolmo, Debajo del Puente o Contamíname. El creador sorprendido admitió que “nunca pude haber imaginado un mejor cierre de gira que el de hoy”.
El concierto de Pedro Guerra en el pueblo inspirador de Mararía, que puso fin a su gira por Canarias denominada ‘Siete Puertas’, ha sido una nueva propuesta cultural del Ayuntamiento de Yaiza presidido por Gladys Acuña a través del área que dirige el concejal Daniel Medina.
Guerra recorrió su infancia, adolescencia y madurez interpretando letras escritas en cada una de las etapas de su vida. La primera parte del concierto la dedicó a canciones relacionadas con las Islas, un acercamiento que lo llevó a ofrecer Cathaysa, que pervive desde que tenía 14 años cuando decidió ponerle música a la letra escrita por su padre.
En ese espacio brindado a Canarias, y en el pueblo de Femés, no podía faltar su versión musical de Mararía, novela de “profundo carácter feminista” que leyó en su época escolar sin sospechar que años después sería invitado a participar en el proyecto de rodaje de la película, involucrándose tanto, que empezó creando la canción del film y terminó realizando toda la banda sonora: “uno de los proyectos más hermosos de mi vida”.
A partir de la interpretación de Mararía, Pedro Guerra estuvo acompañado en los teclados de su amigo y músico Luis Fernández. Guerra mezcló canciones que hechizan por el contenido de sus versos con temas más rítmicos que en ningún caso pierden la profundidad de la mirada social que caracteriza al cantautor.
Guerra también regaló a Femés uno de los catorce sonetos que musicalizó a Joaquín Sabina y, por supuesto, como parte de su amplísimo repertorio, varias de sus últimas creaciones, entre ellas, Ángela, escrita de forma “urgente” al conocer la muerte de una mujer que lo quiso mucho cuando niño.
El artista se nutre de diversas fuentes de inspiración para plasmar en el papel lo que desea transmitir a través de la música. Se declara no creyente pero encontró en la canción 5000 Años la forma de expresar “lo más perecido a la eternidad”, dijo en Femés con ese sutil sentido del humor que transmite. Y es que para componerla se inspiró en una noticia que daba cuenta del hallazgo de restos humanos de una pareja abrazada descubierta por arqueólogos miles de años después.
Pedro Guerra compartió con el pueblo de Lanzarote una treintena de composiciones impregnadas de vivencias, sentimientos y emociones que el público retribuyó con una atronadora ovación que impedía su bajada del escenario.
El artista tiene la virtud de transmitir cosas agradables con palabras que podrían tener connotaciones negativas como “contaminar” o de soltar la guitarra, meterse las manos en los bolsillos y seguir cautivando con su poesía cantada. Para el público fue un concierto encantador y para el artista “inolvidable y emotivo”, así lo reitera en redes sociales.