Yaiza simboliza la tradición de la Noche de Finaos
Noche de cultura, tradición y expresión la vivida por el municipio de Yaiza el pasado lunes en la plaza de Remedios, donde el público se reunió convocado por el Ayuntamiento de Yaiza para disfrutar del espectáculo ‘Ánimas, al son de las campanas’ , puesta en escena que mezcla folklore, teatro y poesía para simbolizar una de las tradiciones más populares de Canarias, la Noche de Finaos.
Como antaño, en la víspera del día de Todos los Santos, la asistencia pudo ver cómo los dolientes rezaban y recordaban a sus muertos contando anécdotas y compartiendo además cantos, castañas asadas y una que otra copita de anisao o mistela.
La parranda El Golpito, los solistas Izan Ortega, Vicky Rodríguez y Adrián Reyes, el cuerpo de baile de la Agrupación Folklórica Rubicón de Yaiza y el grupo escénico Teatreros y Comediantes llevaron el peso del espectáculo, también enriquecido por el relato del significado y detalles de la tradición narrado por la poetisa Reyes Tabares, que asimismo declamó una poesía en memoria de los difuntos.
Para exaltar el buen hacer de exponentes de la cultura yaicera, el guión de la noche también cedió espacio para que la presentadora, Laura Afonso, realizara pequeñas entrevistas a la artista plástica Cintia Machín, autora de piezas escultóricas tan emblemáticas como el homenaje a los marineros de Playa Blanca y a la vida y obra de El Salinero, que preside la plaza de Las Breñas, y a la Agrupación Folklórica Rubicón, representada por Tere Gutiérrez.
“Estamos más que satisfechos por la asistencia del público y sobre todo por la aceptación de la propuesta. Nuestra gente disfrutó del espectáculo en un ambiente cálido y entrañable que luego invitaba a compartir vivencias entre castañas y un vasito de vino. El objetivo es crear puntos de encuentro alrededor de nuestra cultura para mantenerla viva con su representación, tradición oral y publicaciones”, apunta el concejal de Festejos de Yaiza, Javier Camacho.
Rememoraba Reyes Tabares que la noche de finaos muchos lloraban en silencio por las personas que se habían ido: “recuerdo a ellas verlas muy enlutadas y con pena de no tenerles. Ponían en un plato de pisa un poco de aceite y con unas velitas encendidas, una por cada difunto, rezaban también a las benditas ánimas del purgatorio”.
Ya el 1 de noviembre era día señalado de visita al cementerio, “se llevaban flores y los más pudientes llevaban unas coronas de hojalata y las ponían en aquellas cruces de madera, no había nichos de madera, el cura iba de tumba en tumba diciendo los responsos en latín”.
Los más chicos salían a pedir la ‘lismonita’ de todos los Santos, “íbamos con aquellas taleguitas de tela a casa de familiares y conocidos, y nos daban fruta pasada, porretos, alguna naranja y bizcocho”, y así afloraron muchos recuerdos en Yaiza, avivados por el arte y el folklore, remembranzas de las que el canto nunca será ajeno: “Remedios está en Yaiza y en el cielo mi esperanza…”